¿Cómo limpiar correctamente después de una reforma?

¿Cómo limpiar correctamente después de una reforma?

Si hay algo que puede quitarle la alegría a un piso recién renovado, es el polvo que queda después. No importa lo bien que tu contratista selle la zona de construcción del resto de tu piso, el polvo siempre parece encontrar su camino y se deposita en todo. Debido a su complejidad, muchas personas optan por contratar una empresa de servicios de limpieza después de una obra. Afortunadamente, hay algunas medidas sencillas que puedes tomar para limpiarlo todo y disfrutar por fin de tu nuevo espacio.

No sólo es antiestético dejar el polvo por ahí. Si se deja desatendido, puede acabar en los conductos de aire. Por eso, es importante que limpies el polvo lo antes posible.

En primer lugar, hay una serie de elementos que necesitarás para realizar el trabajo:

  • Mascarillas
  • Una aspiradora (más un filtro extra o dos)
  • Mopas o toallas para el polvo
  • Una escoba, más un tratamiento para el polvo
  • Una fregona
  • Limpiador para el material específico del suelo
  • Toallas suaves

Al empezar, recuerda que primero debes minimizar la cantidad de polvo que se levanta en el aire. Además de esparcir el polvo y aumentar el esfuerzo de limpieza, también puede contribuir a los problemas respiratorios. Debido a este riesgo, asegúrate de llevar una mascarilla mientras realizas la limpieza.

Empieza desde arriba

Teniendo esto en cuenta, lo primero que debes hacer es aspirar la mayor cantidad de polvo posible. Al aspirar se eliminará la mayor parte del polvo, sobre todo el material suelto que es más probable que se desplace si intentas barrerlo. No aspires en direcciones aleatorias. Empieza por el techo y desciende hacia el suelo, realizando largos movimientos laterales. Cuida de las repisas en la parte superior de los marcos de las ventanas y las puertas al mismo tiempo. Las lámparas y las aspas de los ventiladores de techo también deben ser aspiradas y, más cerca del suelo, las pantallas de las lámparas y los aparatos electrónicos.

Una vez completada esta parte del proceso, estás en condiciones de empezar a limpiar con jabón y agua tibia los mismos espacios. Las toallas húmedas te permitirán limpiar el polvo restante sin esparcirlo. Cualquier sección que hayas aspirado deberá ser limpiada también de esta manera. Lo mismo ocurre con las rejillas de ventilación. No tengas miedo de quitar las tapas de las rejillas de ventilación y entrar en ellas.

Cuida no dañar los suelos

La limpieza de suelos después de una obra dependerá más del tipo de superficie del suelo. Un suelo enmoquetado suele atrapar mucho más polvo y se puede manejar con una aspiradora, además de una extensión de cepillo para el polvo. Si lo deseas, puedes incluso utilizar un limpiador de vapor para limpiar con más fuerza el polvo arraigado. Una ventaja añadida de la limpieza a vapor es que se levanta menos polvo en el aire.

Si vas a limpiar un suelo de superficie dura, el primer paso necesario es aspirar o barrer. No pases directamente a limpiar el polvo con una fregona húmeda. Te arriesgas a rayar la superficie con los finos granos de polvo que estás moviendo. Una mopa tratada es otra opción que puedes utilizar para eliminar las partículas finas de forma segura. A lo largo de los zócalos, las hojas de secadora usadas son muy eficaces para meterse en los recovecos y recoger el polvo.

Una vez que el polvo del suelo se haya recogido lo mejor posible, se puede pasar una mopa húmeda -no mojada- por el suelo, utilizando un limpiador adecuado al material de la superficie.

No olvides los conductos

Después de limpiar todas estas partes de tu casa, lo siguiente que querrás hacer es aspirar el interior de los conductos de ventilación y revisar los filtros de aire. Después de todas las obras y la limpieza, es muy probable que haya que cambiarlos.

Con todas estas tareas fuera del camino, ahora podrás disfrutar de tu reforma con la comodidad de saber que todos los restos del proceso de construcción se han limpiado.

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