- agosto 19, 2025
- in limpieza de apartamentos turisticos, limpieza de apartamentos vacacionales
- by S&R Técnicas y Servicios
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En el sector turístico, la limpieza ha sido siempre un factor esencial para garantizar la satisfacción de los huéspedes. Sin embargo, en los últimos años, la desinfección profesional ha pasado a ser un requisito indispensable. Hoy en día, los viajeros no solo buscan un espacio limpio y ordenado, sino también un entorno libre de patógenos que garantice su salud y bienestar. Un apartamento turístico correctamente desinfectado no solo proyecta una imagen impecable, sino que también genera confianza, fideliza clientes y protege la reputación del alojamiento.
Con la creciente conciencia sobre la higiene, los huéspedes valoran enormemente que el lugar donde se hospedan cuente con protocolos profesionales de desinfección. Esta práctica reduce el riesgo de contagios, evita la propagación de enfermedades y transmite un mensaje claro: la seguridad de los visitantes es prioritaria. Además, cumplir con altos estándares sanitarios no solo evita posibles reclamaciones, sino que también se convierte en un argumento de venta potente en las plataformas de reservas y en las valoraciones online.
Aunque a menudo se utilicen de forma indistinta, limpieza y desinfección no significan lo mismo. La limpieza se enfoca en eliminar la suciedad visible, el polvo y los restos orgánicos que pueden encontrarse en cualquier superficie. Esto mejora la apariencia y el confort, pero no garantiza la eliminación de microorganismos.
Por su parte, la desinfección implica el uso de productos y técnicas específicas para destruir o inactivar virus, bacterias y hongos. En un apartamento turístico, lo ideal es realizar primero una limpieza minuciosa y, posteriormente, aplicar un protocolo de desinfección para garantizar un resultado integral.
En cualquier alojamiento hay áreas que concentran más gérmenes debido a su uso frecuente o contacto directo con las personas. La cocina es una de las más delicadas, ya que es el lugar donde se manipulan alimentos. Encimeras, utensilios, electrodomésticos y griferías deben limpiarse y desinfectarse con productos adecuados para uso alimentario.
El baño también es un punto crítico. El inodoro, el lavamanos, las duchas, las paredes cercanas y los grifos acumulan humedad y microorganismos, por lo que requieren un tratamiento más intenso.
En las zonas comunes como salón y dormitorios, los mandos a distancia, manillas de puertas, interruptores de luz y barandillas son focos habituales de bacterias. Incluso elementos que parecen inofensivos, como cortinas o cojines, pueden acumular ácaros si no se incluyen en el plan de desinfección.
No hay que olvidar la desinfección de textiles, desde sábanas y toallas hasta alfombras y tapicerías, así como de objetos decorativos que, aunque no se toquen con frecuencia, pueden acumular polvo y patógenos.
La efectividad de una desinfección depende en gran medida de las herramientas y productos utilizados. Los desinfectantes homologados con acción virucida, bactericida y fungicida son la base de cualquier protocolo serio. Estos productos deben ser utilizados siguiendo las indicaciones del fabricante para asegurar su eficacia y evitar daños en superficies.
La tecnología también juega un papel importante. El uso de vaporizadores de alta temperatura, máquinas de ozono o sistemas de nebulización permite llegar a rincones de difícil acceso y garantizar una cobertura total. Además, contar con paños de microfibra, mopas profesionales y guantes desechables ayuda a mantener una higiene controlada durante todo el proceso.
Un buen protocolo comienza con la ventilación de los espacios. Abrir ventanas y permitir la circulación de aire fresco es esencial antes de iniciar cualquier trabajo. Luego se procede a una limpieza general para retirar suciedad y residuos visibles.
Una vez limpia la superficie, se aplica el desinfectante adecuado, prestando especial atención a las zonas de alto contacto. Es importante dejar actuar el producto el tiempo indicado para que cumpla su función. En algunos casos, puede ser necesario realizar un enjuague posterior, especialmente en áreas de preparación de alimentos.
El protocolo debe incluir también la revisión de filtros de aire acondicionado y ventilación, ya que pueden ser focos de acumulación de polvo y microorganismos si no se mantienen limpios.
En apartamentos turísticos, lo recomendable es realizar una desinfección completa después de la salida de cada huésped. En temporadas de alta ocupación, esta rutina puede convertirse en un reto, pero es esencial para garantizar la seguridad.
>En estancias largas, es aconsejable programar limpiezas y desinfecciones intermedias, siempre informando previamente a los huéspedes y coordinando el acceso. Esto ayuda a mantener un nivel óptimo de higiene durante toda la estancia.
La inversión en una desinfección profesional no solo beneficia al cliente, sino también al propietario. Por un lado, se minimizan riesgos legales relacionados con problemas de salud, y por otro, se incrementan las posibilidades de recibir valoraciones positivas, lo que influye directamente en la visibilidad y reservas del alojamiento.
Para el huésped, llegar a un apartamento que huele a limpio, donde todo está impecable y libre de riesgos sanitarios, genera confianza y bienestar desde el primer momento.
Más allá de la obligatoriedad de ciertos protocolos, la desinfección profesional debe integrarse como parte de la filosofía del negocio. Implementar una cultura de la higiene no solo es una respuesta a exigencias actuales, sino una estrategia de diferenciación frente a la competencia.
Formar al personal, invertir en productos de calidad y mantener actualizados los procedimientos según las recomendaciones sanitarias son pasos clave para garantizar que cada huésped disfrute de una experiencia segura y agradable.


